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Salvar el Verano… ¿a costa de qué?

Salvar el Verano

Para salvar el verano, hay que salvar vidas

La llegada de las vacunas ha supuesto para la ciudadanía una sensación de alivio, de esperanza, de confianza en un nuevo futuro sin la pandemia. Más solo es eso, una sensación, un pronóstico que para verse cumplido, la sociedad en su inmensa mayoría ha de estar vacunada.

La anunciada previsión del gobierno de tener al 70% de la población vacunada a finales del verano ha de estar condicionada a la llegada regular de las vacunas y al aumento del ritmo de vacunación. Actualmente, cuatro meses después de la llegada de las primeras vacunas, poco más del 8% de la población se encuentra inmunizada con las dos dosis.

Las vacunas llegan mal y tarde

La amenaza de la Unión Europea se ha cumplido y ha demandado ante los tribunales a la farmacéutica AstraZeneca por el incumplimiento de los plazos de entrega de su vacuna. De los 300 millones de dosis contratadas, posiblemente acabe este trimestre suministrando solo una tercera parte. El retraso en servir la vacuna retrasa la inmunización de la población.

De hecho, durante el primer trimestre, el ritmo de vacunación ha sido muy lento. Ahora, sobre todo con las llegada de nuevas remesas de vacunas, se ha podido administrar cerca de dos millones de dosis en una semana. No hay duda de que es un buen ritmo, pero también comentan los expertos que llegar al 31 de agosto con el 70% de la población vacunada, es bastante incierto.

Pero hay que salvar el verano

Hoy mismo, la Mesa del Turismo ha pedido al Gobierno que levante las restricciones cuanto antes para salvar el verano. Los medios de comunicación tal vez estén “pecando” de transmitir el mensaje de que regresar a la normalidad está a la vuelta de la esquina, mensaje que, unido a la desesperación de la ciudadanía por la fatiga pandémica, puede ser bastante contraproducente. Los expertos indican que la vuelta a la normalidad podrá ser efectiva cuando los niveles de transmisión sean realmente bajos, cosa que no sucede actualmente. A fecha de hoy, a nivel nacional la media de incidencia acumulada se sitúa en 235 casos por cada 100.000 habitantes. Muy muy lejos aún de los 25 esperados y deseados por las autoridades sanitarias.

El Gobierno debería poder equilibrar las necesidades económicas con las necesidades sanitarias, ya que dar prioridad a las primeras (como ha sucedido en las anteriores olas del COVID), lleva invariablemente a más muertos y más contagios. Es decir, los sectores económicos necesitan más ayudas (y que lleguen a todos) para que puedan soportar el proceso hasta el reinicio de una actividad económica normal. Pero por otra parte entendemos que Sanidad debe priorizar la administración de la vacuna al grueso de la población, ya que eso y solo eso conseguirá que la vuelta a la normalidad sea una realidad.

Ante la pregunta ¿Salvar vidas o salvar el verano?, nosotros tenemos la respuesta clara. Los cerca de 80.000 muertos (de manera oficial) nos recuerdan cuál debe ser nuestra prioridad. Se lo debemos a nuestros familiares que no pudimos salvar.

Coronavirus COVID-19

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